Familia : Regulidae

Texto © Dr. Gianfranco Colombo

Traducción en español por la Dra Cristina Valcuende

Con un peso de 5-7 g, Regulus regulus es el ave más pequeña del Paleártico, con su congénere Regulus ignicapilla © Frank Sengpiel
Tan pequeño como es este pajarillo, tan grande resulta su coraje.
Se podría hablar de una lucha entre un ratoncillo y un elefante cuando se le ve defender su nido o a su hembra contra depredadores, o cuando combate con otros machos por la conquista de su pareja.
La naturaleza, desafortunadamente para él, lo ha hecho pequeño e inerme, sin garras peligrosas ni picos temibles, pero esto no incide en el valor y la voluntad que demuestra en tales enfrentamientos.
Si además consideramos que el Reyezuelo es el ave más pequeña de Europa, título compartido con su semejante congénere, el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), podemos imaginar qué instinto heroico puede guiar a este diminuto pájaro.
El Reyezuelo (Regulus regulus Linnaeus, 1758) pertenece al orden Passeriformes y a la familia Regulidae, y es una de las seis especies que integran este grupo.
El valor no es su única virtud, ya que este pájaro diminuto, de aspecto delicado e indefenso, consigue vivir y pasar gran parte del invierno en ambientes con temperaturas que muchos otros pájaros, más robustos y vigorosos, evitan ya en el comienzo del otoño, retirándose incluso más allá del desierto del Sahara, pues no sobrevivirían a condiciones climáticas tan rigurosas.
El resultado de este innato coraje y temeridad frente a la adversidad tiene, sin embargo, consecuencias severas en la esperanza de vida de este ave. Se estima que la mortalidad anual alcanza el 80% de la población, reduciendo así la vida media a menos de 12 meses; de hecho, los ejemplares más longevos no superarían los 4 años.
Con toda certeza, estas características, sumadas a la “corona” que luce en la cabeza, le han valido un nombre científico tan regio que le concede en nobleza lo que no tiene en tamaño. En efecto, el nombre Regulus regulus es un binomio tautónimo que repite, a partir del latín «rex, regis», el diminutivo «regulus», el Reyezuelo, pequeño rey.
Sobre el origen de este apelativo existe una leyenda que muchos atribuyen al Chochín (Troglodytes troglodytes), aunque otros consideran que se refiere al Reyezuelo.

Gracioso y redondeado, casi sin cuello, tiene un amplísimo rango de distribución que cubre de manera discontinua gran parte de Europa y Asia central hasta el Pacífico © Gianfranco Colombo
Se cuenta, ya en tiempos de Esopo y Plutarco, que en una competición entre aves para ver cuál volaba más alto, el Reyezuelo emprendió primero el vuelo hacia el cielo con un rápido impulso, pero pronto fue alcanzado por el Aguila, sobre cuyo dorso se aferró subrepticiamente escondiéndose entre las plumas, y cuando se encontraban ya a gran altura, salió con un último impulso de su escondite y la superó en la meta.
Así fue como el Reyezuelo fue coronado rey, demostrando que lo que le faltaba en tamaño lo compensaba con inteligencia.
Es llamado comúnmente Goldcrest en inglés, Wintergoldhähnchen en alemán, Reyezuelo sencillo en español, Regolo en italiano, Roitelet huppé en francés, Estrelinha de poupa en portugués y Kikuitadaki en japonés.

Ama los bosques de coníferas y su vida transcurre prácticamente entre las ramas altas de los árboles, bajando muy raramente, y menos aún hasta tocar tierra © Vasily Kalinichenko
Zoogeografía
El Reyezuelo tiene un amplísimo rango de distribución que incluye gran parte de Europa y, a través de una amplia franja delimitada al sur por la zona templada fresca de Asia central y al norte por las tundras siberianas occidentales, se extiende de forma discontinua hasta la costa del océano Pacífico.
Más concretamente, en Europa ocupa toda la parte centro-norte hasta las costas del océano Ártico, evitando el área mediterránea por debajo aproximadamente del paralelo 45°, con la excepción de las zonas montañosas de la península ibérica, los Pirineos, algunos territorios aislados de los Apeninos y la dorsal balcánica hasta Grecia. En Anatolia está presente solo en las áreas montañosas próximas a las costas tanto del Mediterráneo como del mar Negro, y de allí continúa hasta el Cáucaso, llegando a las orillas del mar Caspio.

Pinos, abetos, alerces, pero también bosques mixtos de abedules. Gracias a su gran capacidad de adaptación alcanza las faldas montañosas al límite de la vegetación arbórea y en invierno acepta incluso campos cultivados y jardines © Dmitry Dubikovskiy
En Asia central ocupa todos los macizos montañosos y valles adyacentes, por encima del paralelo 50°, hasta los montes Altái en Mongolia, donde cesa de manera brusca su presencia para reaparecer en Manchuria y llegar hasta Japón, la península de Corea y Sajalín. Está presente también en la Macaronesia con subespecies endémicas.
El Reyezuelo es un ave migratoria que abandona durante el invierno las áreas más frías de su distribución para desplazarse hacia regiones más meridionales, aunque estas a menudo no presentan condiciones climáticas propias de un lugar de invernada. En ciertos inviernos, solo el extremo norte de su área es abandonado, manteniéndose en el resto de sus territorios de nidificación, pero descendiendo a altitudes más bajas para evitar los rigores de la alta montaña.
En invierno está ampliamente presente en la región mediterránea y en Asia, en una franja ligeramente más meridional que la ocupada durante la época reproductiva.
Ecología y hábitat
El Reyezuelo es un habitante típico de bosques de coníferas y de vastos pinares, con o sin sotobosque, ya que su vida transcurre exclusivamente entre las ramas altas de los árboles y casi nunca desciende, mucho menos hasta el suelo. Prefiere pinos y abetos, pero también alerces, así como bosques mixtos de abedules y, en las faldas montañosas al límite de la vegetación arbórea, pinos mugo.
El Reyezuelo prefiere temperaturas y hábitats más frescos que su congénere el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), aunque en las zonas meridionales ambas especies comparten las mismas áreas.
Posee, sin embargo, una gran capacidad de adaptación durante el invierno, aceptando ambientes totalmente distintos de los habituales durante la reproducción, que van desde la zona mediterránea hasta campos cultivados atravesados por hileras de árboles y bosquecillos de llanura, riberas arboladas invadidas por zarzales e incluso jardines urbanos con especies arbóreas exóticas.
En esta época suele reunirse en bandadas numerosas junto con herrerillos, mitos, agateadores, carboneros, reyezuelos listados y mosquiteros comunes, y juntos examinan minuciosamente cada rama o arbusto, corteza y hendidura en busca de los últimos insectos disponibles.

La envergadura de no más de 15 cm le permite deslizarse fácilmente entre cualquier vegetación © Dmitry Dubikovskiy
Morfofisiología
El Reyezuelo se distingue de todas las demás aves por llevar en la cabeza un penacho de plumas amarillo-anaranjadas brillantes, acompañado de dos líneas negras que cruzan la coronilla hasta detenerse en la zona occipital, característica constante a lo largo del año.
A esto se suma que es el ave más pequeña del Paleártico junto con el Reyezuelo listado, por lo que la posible confusión en la identificación se ve facilitada por las reducidas dimensiones.
No obstante, el Reyezuelo listado, muy parecido al Reyezuelo tanto en aspecto como en comportamiento, se distingue por poseer una ceja blanca bien definida y siempre visible, ausente en el Reyezuelo sencillo.

El dimorfismo sexual del reyezuelo se limita a la coloración del penacho: en las hembras es predominantemente amarillo © Илья Сухов
El plumaje del dorso es de un bello color verde oliva que cubre también el obispillo hasta la cola, mientras que el pecho y el vientre son enteramente de un suave crema verdoso.
Las alas presentan dos barras alares, una blanca y otra negra muy marcada, siempre bien visibles. La cola es claramente ahorquillada en su parte final y está en constante movimiento, ya que se utiliza como contrapeso durante sus equilibrios entre las ramas en busca de alimento.
Patas y pico son negrísimos, al igual que los ojos, notablemente redondos y bastante grandes en proporción al tamaño del pájaro. Existe un dimorfismo sexual muy limitado en el plumaje, no siempre apreciable en el campo: los machos muestran un penacho más extenso y de un color algo más brillante.

El naranja es en cambio resplandeciente en los machos, subrayado por un borde amarillo que precede las franjas negras © vm_ovchinnikov
Las dimensiones del Reyezuelo son extremadamente reducidas: mide unos 9 cm de longitud, con una envergadura alar que no supera los 15 cm y un peso de entre 5 y 7 g, prácticamente el peso de una moneda.
Dado el amplio rango habitado por esta especie, se ha considerado natural la clasificación de un buen número de subespecies.
En Europa hasta Siberia se encuentra Regulus regulus regulus.
En la Macaronesia existen numerosos endemismos insulares: Regulus regulus ellenthalerae, Regulus regulus teneriffae, Regulus regulus azoricus, Regulus regulus inermis y Regulus regulus sanctaemariae. En Anatolia y hasta Irán, Regulus regulus buturlini y Regulus regulus hyrcanus.

A pesar de su tamaño, el Reyezuelo es un ave agresiva que defiende tenazmente su territorio, especialmente esta hembra durante la época de anidación © Mikhail Ezdakov
En el área del Himalaya, Regulus regulus coatsi, Regulus regulus tristis y Regulus regulushimalayensis; en Asia central, Regulus regulus sikkimensis y Regulus regulus yunnanensis; y en el extremo oriental de Asia, Regulus regulus japonensis.
Etología y biología reproductiva
El nido del Reyezuelo es una verdadera obra de arte, tan bien construido y camuflado que resulta dificilísimo de localizar. Además, prefiere situarlo en las ramas más altas de las coníferas, por lo que, a sus pequeñas dimensiones, se suma la imposibilidad de observarlo de cerca.
Durante la reproducción el Reyezuelo es un ave solitaria, y la vida en pareja se desarrolla en un territorio separado y fuertemente defendido de cualquier conspecífico.

Cuando se excita o se le incita, suele erizar su plumaje para mostrar agresividad emitiendo sonidos estridentes © Gianfranco Colombo
Cada invasión del territorio es duramente rechazada hasta que el intruso es expulsado. Este comportamiento puede comprobarse fácilmente durante los censos ornitológicos, cuando, con una simple grabación de su canto reproducida como estímulo, aparece al cabo de pocos segundos, a muy corta distancia, la pareja excitada y agresiva. Viendo este comportamiento, se diría que es una suerte que no tenga el tamaño de un gran rapaz.
El nido es una copa perfecta y profunda, construido casi totalmente por la hembra, que entreteje telarañas, musgos y líquenes en la punta de ramas colgantes entre las acículas de las coníferas, a alturas que superan a veces los 20 m, aunque también puede aprovechar ramas más bajas.

El Reyezuelo se alimenta generalmente de insectos, incluidos lepidópteros con sus larvas y pupas © allagrigoreva175
El interior está forrado con pelos de animales y un suave plumón.
Dado que la mortalidad de estos pajarillos es altísima, la naturaleza los ha dotado de gran fecundidad, pudiendo poner un número elevadísimo de huevos, que en ocasiones alcanza la docena. En promedio la puesta consta de seis o siete huevos blancos, con un ligero punteado parduzco, incubados casi exclusivamente por la hembra.
A menudo los huevos no tienen espacio suficiente para extenderse en el reducido nido, de modo que se acumulan en capas, lo que complica la incubación. En tales casos, la hembra permanece ligeramente levantada sobre las patas con tal de distribuir el calor a todos los huevos.

Las puestas son habitualmente consistentes y numerosas, para compensar la elevada mortalidad juvenil característica de la especie © elliehawcutt
La constancia en la incubación es notable, ya que el nido se abandona solo durante pocos minutos, justo el tiempo para alimentarse y regresar apresuradamente a los deberes parentales.
La incubación dura unos 20 días y los polluelos permanecen otras tres semanas antes de abandonar el nido. Se producen dos puestas anuales.
El Reyezuelo es un ave estrictamente insectívora y se alimenta de orugas, crisálidas, pequeños insectos, sus huevos y larvas, así como de arañas y pulgones. Solo raramente, quizás imitando a otros pájaros con los que pasa el invierno, picotea algún fruto maduro o bayas dulces.

El Reyezuelo soporta con facilidad climas rigurosísimos, pero con la llegada del frío prefiere descender a los valles, invernando incluso en la región mediterránea © elliehawcutt.
Como todos los pequeños insectívoros, tiene un metabolismo extraordinariamente rápido que lo obliga a alimentarse continuamente para obtener la energía necesaria para sobrevivir.
Se calcula que dedica más del 90% de su tiempo diurno a la búsqueda de alimento; de no ser así, la debilitación sería tal que comprometería la propia supervivencia.
Al igual que los vencejos, el Reyezuelo puede autorregular su temperatura corporal a niveles muy bajos, alcanzando por breves periodos un estado de ligero sopor que le permite superar lapsos de escasez alimentaria.

Aquí lo vemos, por casualidad, en el suelo, en un lugar poco visitado, picoteando insectos caídos tras una nevada o una helada intensa © allagrigoreva175
Sin embargo, no siempre es una solución eficaz: una condición que los jóvenes en su primer invierno muchas veces no logran afrontar, y que causa la gran mortandad que afecta a esta simpática ave, la cual, no obstante, figura como “LC, Least Concern” (Preocupación Menor) en la Lista Roja de especies amenazadas de la UICN.
El canto del Reyezuelo tiene una tonalidad ultrasónica y con frecuencia resulta inaudible para los humanos. El característico tzi tzi tzi se utiliza como llamada de contacto con sus congéneres y es emitido de manera continua durante sus andanzas invernales, mientras que en plena época reproductiva permanece casi mudo.
Sinónimos
Motacilla regulus Linnaeus, 1758.
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