Troglodytes troglodytes

Familia : Troglodytidae

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Texto © Dr. Gianfranco Colombo

 

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Traducción en español de Ignacio Barrionuevo

 

El chochín común (Troglodytes troglodytes) es el ave europea más pequeña tras el reyezuelo sencillo (Regulus regulus) © Alvaro Dellera

El chochín común (Troglodytes troglodytes) es el ave europea más pequeña tras el reyezuelo sencillo (Regulus regulus) © Alvaro Dellera

¡El 26 de diciembre es desde luego un mal día para el chochín!

En las islas británicas, en particular en Irlanda, el día de San Esteban era una antigua tradición que todos los jóvenes del pueblo, con la cara manchada de hollín, rondasen los campos batiendo arbolillos y arbustos con bastones a la caza de este pequeñísimo pájaro para matarlo y enterrarlo sucesivamente con una pintoresca función.

Una vez capturado era colgado de una ramita de acebo y llevado en procesión a lo largo del pueblo mostrándolo a todos los habitantes.

Parece entonces extraño que una tradición local tan antigua y relegada a lugares tan lejanos de los más nobles centros de cultura grecorromana termine por asemejarse de manera exacta a otra, solo que a miles de kilómetros de distancia.

Si esta es clasificada como una arcaica tradición megalítico-celta, otro tanto lo es el antiquísimo rito, solo que en este caso es griego, del Kelidonismos en las isla de Rodas, quizás coetáneo; dos tradiciones muy distantes pero con una relación tan estrecha que parecen totalmente idénticos.

Ambos involucran a pequeñas aves indefensas pero fuertemente representativas de la alternancia de estaciones y, metafóricamente, de la regeneración anual de la tierra. Si en el Kelidonismos se hablaba de golondrinas (Hirundo rustica) en el La An Droilin se trataba de chochines.

Si en el primero los muchachos pasaban casa por casa a recoger los regalos a favor de las golondrinas, en el segundo los mismos pasaban para mendigar pequeñas ofrendas para celebrar el funeral del pequeño chochín. Es bastante fácil por tanto relacionar a ambos con el moderno Halloween del “truco o trato”.

Pequeño como un chochín, ¡es verdaderamente un chochín! Cuantas veces se habrán usado en Italia estos términos (“minuto come uno scricciolo”) para hablar de un niño indefenso o un pequeño animal necesitado de cariño. ¿Quién sabe cuántas personas habrán usado esta expresión sin haber visto jamás en persona a esta ave? En efecto, es quizás más fácil escuchar su vibrante canto que observarlo en su ambiente.

Pesa menos de 10 g y no supera los 10 cm de longitud con una apertura alar sobre los 12 cm © A. Dellera

Pesa menos de 10 g y no supera los 10 cm de longitud con una apertura alar sobre los 12 cm © A. Dellera

El Chochín común (Troglodytes troglodytes Linnaeus, 1758) pertenece al orden de los Passeriformes y a la familia Troglodytidae, un vasto grupo que comprende a nivel mundial a una vientena de géneros y alrededor de 80 especies.

Considerando que es la segunda ave más pequeña de Europa, siendo el primer premio para el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus) si añadimos los ambientes que frecuenta y el color de su librea conseguimos todas las condiciones para concederle el privilegio de pasar fácilmente inobservado.

Ya su nombre científico Troglodytes que deriva del griego antiguo “troglo” = caverna y “dutes” = habitante, término fácilmente traducible a las lenguas modernas como cavernícola o troglodita, da la idea de cómo lleva una vida reservada y escondida. En realidad no es que pase su día en cavernas sino que los rincones oscuros, los barrancos y cavidades del terreno y los troncos son sus lugares preferidos.

Por desgracia esta costumbre subterránea suya sumada a supersticiones que nunca han dejado en paz al ánimo humano, han complicado la vida de este pájaro.

El ser humano siempre ha tenido una estrecha relación con el mundo de las aves dado que estas también bailan, cantan, construyen casas y tienen dos patas como el hombre, que siempre las ha imitado. Aún con esto al mismo tiempo ha tenido hacia estos mismos animales un temor ancestral que le ha llevado a abrazar ciegamente supersticiones e interpretaciones de malos augurios en las que el mismo pajarillo amado era después sacrificado con otros fines.

IInmolar un pollo en las tradiciones de Vudú, leer los intestinos por parte de los arúspices etruscos, atar a un cuervo para defender la cosecha, comer el corazón de un búho para combatir la ceguera, no debe, por tanto, sorprendernos que nuestro pobre chochín, junto al inocuo petirrojo (Erithacus rubecula) resultase a menudo víctima de los mineros que veían la presencia de estos pájaros en las minas como un seño premonitorio de tragedias inminentes.

Por último, y continuando en las tradiciones clásicas, también en el tiempo de Esopo y Plutarco, el chochín o Jenny Wren (en femenino, aunque usado para ambos sexos), como es a menudo llamado, es considerado el rey de todos los pájaros, demostrando que lo que le falta de tamaño lo tiene de inteligencia.

Especialmente en el periodo reproductivo ronda los bosques húmedos y sombríos, con sotobosque lleno de rocas y troncos recubiertos de helechos y líquenes © Codazzi

Especialmente en el periodo reproductivo ronda los bosques húmedos y sombríos, con sotobosque lleno de rocas y troncos recubiertos de helechos y líquenes © Codazzi

Se cuenta que en una competición para ver quién conseguía volar más alto el chochín voló hacia el cielo el primero pero con un rápido revoloteo se agarró al dorso del águila y furtivamente se escondió entre sus plumas. Ya en las más elevadas alturas se elevó con un último salto del escondite y la superó en última instancia.

En Italia el chochín común tiene un número increíble de nombres comunes regionales, como bucafratte, forasiepe, foramacchie, trentapesi, picialì, uccellino del freddo, además del más extendido Scricciolo, mientras que otras naciones el nombre vulgar se orienta hacia su naturaleza real. En Alemania es llamado Zaunkönig (rey de los setos) o Schneekönig (rey de la nieve), en Holanda es Winterkoning (rey del invierno) y en Japón es el rey de los vientos; mientras que en Francia es Troglodyte mignon y en Inglaterra es Wren o Northern wren.

He aquí el hogar del chochín común: un orificio casi invisible, camuflado entre las rocas, del que entra y sale de improviso, rápido como un topillo. Una vida, en resumen, de cavernícola, como subraya con insistencia el nombre genérico y el epíteto específico, del griego “troglo” = caverna y “dutes” = habitante © Gianfranco Colombo

He aquí el hogar del chochín común: un orificio casi invisible, camuflado entre las rocas, del que entra y sale de improviso, rápido como un topillo. Una vida, en resumen, de cavernícola, como subraya con insistencia el nombre genérico y el epíteto específico, del griego “troglo” = caverna y “dutes” = habitante © Gianfranco Colombo

Entre otras cosas debe recordarse en antiguamente en latín este pajarillo era denominado “regulus” = pequeño rey, o reyezuelo (como ahora es conocido el género del mismo nombre). El origen del nombre anglosajón “wren” proviene de una deformación del antiguo término celta “wrenne” o “wraenna”.

Zoogeografía

El chochín común está presente por toda Europa, en el norte de África y en Asia en la banda fría-templada hasta Japón.

A pesar de ser diminuto tiene un canto fuerte y agudo: un trino inimaginable, melodioso e imprevisto © Gianfranco Colombo

A pesar de ser diminuto tiene un canto fuerte y agudo: un trino inimaginable, melodioso e imprevisto © Gianfranco Colombo

También se encuentra en Norteamérica, siendo dos subespecies las más ampliamente extendidas, consideradas por algunos como especies autónomas, siendo la oriental Troglodytes hiemalis y la occidental Troglodytes pacificus.

Como es típico para las aves que tienen una distribución muy amplia, también para el chochín común se han descrito un notable número de subespecies. Se han determinado hasta alrededor de cuarenta, por lo general ligadas a territorios insulares aislados o a áreas particularmente remotas del planeta.

Solo en Europa y como demostración de la variedad que puede encontrarse tenemos el Troglodytes troglodytes islandicus, propio de Islandia; il Troglodytes troglodytes borealis, de las islas Feroe; Troglodytes troglodytes zetlandicus, de las islas Shetland; Troglodytes troglodytes fridariensis, también en las Shetland pero solo en la isla Fair; Troglodytes troglodytes hirtensis, endémico de la remota isla de Santa Kilda, en las Hébridas; Troglodytes troglodytes hebridensis, de las Hébridas Externas; Troglodytes troglodytes indigenus, de Gran Bretaña e Irlanda; y, por último, Troglodytes troglodytes troglodytes en la Europa continental.

El chochín común es residente en sus territorios templados mientras que es parcialmente errático en los territorios más fríos.

Morfofisiología

La librea del chochín común es totalmente de un color marrón castaño, con un sutil pero denso moteado negruzco que en la cola toma el aspecto de un fino barrado. El pecho es ligeramente más claro, con una coloración densa de color crema y carece casi por completo de estrías menos en los flancos.

En la cabeza muestra una marcada línea superciliar blanquecina que se interrumpe cerca de la nuca.

No para quieto, siempre rondando en busca de pequeños insectos de los que se alimenta, en una frenética danza a saltos con la cola en vertical, típicamente erecta casi tocando la nuca © Gianfranco Colombo

No para quieto, siempre rondando en busca de pequeños insectos de los que se alimenta, en una frenética danza a saltos con la cola en vertical, típicamente erecta casi tocando la nuca © Gianfranco Colombo

El pico, bastante puntiagudo y ligeramente largo para sus dimensiones, es de color amarillento carne, al igual que las largas y robustas patitas.

Característica de este pájaro es la posición que habitualmente asume durante sus incesantes movimientos nerviosos y agitados. Como se suele decir, ¡no para quieto!

Siempre bien derecho sobre las patas, como si quisiese parecer más alto de lo que en realidad es, tiene perennemente la cola erecta en la vertical, enfatizando, con el habitual movimiento de agitación de todo el cuerpo, el nerviosismo que lo invade.

Considerando además su costumbre de permanecer casi siempre en el suelo y la atávica manía de entrar y salir de cualquier agujero, con una rapidez digna de una rata, no es difícil confundirlo con un ratoncillo.

Después, parando por un instante su espasmódico y genético frenesí, lo vemos saltar a un soporte elevado pocos decímetros del suelo, siempre con la cola tan derecha que se toca la nuca, y emitir su canto atronador, tan fuerte e improbable para un ser que es “pequeño como un chochín”. Un trino inimaginable, placentero, melodioso e imprevisto.

Y este pajarillo pesa menos de 10 g, tiene una longitud total de menos de 10 cm y una apertura alar de alrededor de 12 cm. ¡La caja de resonancia, si la tiene, es seguramente su órgano más desarrollado!

Ecología-Hábitat

Durante el periodo de nidificación el chochín común vive en lugares húmedos, sombríos, con abundancia de sotobosque, de afloramientos rocosos recubiertos de líquenes, helechos, árboles con hiedras agarradas a sus troncos, lugares habitualmente atravesados por pequeños cursos de agua gorgoteantes.

En este ambiente consigue desfogar su innata pasión por inspeccionar cada pequeño hueco en busca de insectos, encontrando fácilmente, además, un lugar donde colocar su nido.

Pollos hambrientos con su madre El macho del chochín común es polígamo. Esboza varios nidos a la vez, llenando de musgo, hierba y líquenes las grietas idóneas entre rocas y ramas. La hembra de turno lo adorna y pone de 5 a 8 huevos que incuba 2 semanas, ocupándose después de los pequeños © Museo Civico Lentate sul Seveso

Pollos hambrientos con su madre El macho del chochín común es polígamo. Esboza varios nidos a la vez, llenando de musgo, hierba y líquenes las grietas idóneas entre rocas y ramas. La hembra de turno lo adorna y pone de 5 a 8 huevos que incuba 2 semanas, ocupándose después de los pequeños © Museo Civico Lentate sul Seveso

El chochín común macho construye distintos nidos en cada estación dejándolos incompletos y a disposición de la hembra que, una vez ha escogido uno, arregla el interior con cuidado y delicadeza. Por este motivo a menudo es polígamo y crea un harén de varias hembras que ocupan conforme llegan uno de estos nidos.

El nido está generalmente colocado en agujeros de rocas o de troncos de árboles, en arbustos bajos y muy densos adosados a paredes o a árboles, o incluso entre las raíces de un tronco tumbado.

Aquí hay uno recién salido del nido a donde volverá con sus hermanos para pasar la noche © A. Codazzi

Aquí hay uno recién salido del nido a donde volverá con sus hermanos para pasar la noche © A. Codazzi

Escogida la grieta o el agujero, lo llena prácticamente de musgo, hierba y líquenes, formando un nido en forma de huevo con el orificio de entrado en el vértice, muy similar al del Mito común (Aegithalos caudatus).

No está nunca colocado en posición alta, sino más bien cerca del suelo, si no directamente sobre el suelo.

Pone de 5 a 8 huevos, incluso 10 en ocasiones, de color blanco crema, finamente punteados de rojizo y que son incubados por la hembra durante alrededor de dos semanas. En los territorios meridionales puede anidar una segunda vez.

Los polluelos nacen desnudos y ciegos y solo tras varios días se recubren de un fino plumón que se transforma poco a poco en un plumaje juvenil, en cualquier caso muy parecido al de los adultos.

Los pollos permanecen en el nido durante un tiempo incluso una vez saben ya volar, y vuelven también con frecuencia, incluso varias semanas después de abandonarlo por primera vez, para pasar la noche.

Esta costumbre es muy practicada durante el invierno, cuando la temperatura nocturna desciende bajo cero. El chochín llega a pasar el invierno incluso en lugares muy fríos y húmedos, estando durante el día junto a las orillas de los pequeños cursos de agua que atraviesan los bosques, introduciéndose en las cavidades en busca de los pocos insectos que quedan, y pasando la noche densamente agrupados dentro de estos pequeños nidos para mantener la temperatura corporal suficientemente alta para superar el rigor de las noches invernales.

Este diminuto pájaro está sujeto también a cortas migraciones verticales por los que en invierno desciende de buen grado al fondo de los valles o a las llanuras cercanas para pasar la estación desfavorable en nuestros jardines, procurándose alimento y descanso.

Al igual que diversas aves, al chochín común le gusta caldearse y desinfectarse al sol con las alas abiertas sobre el suelo © Alvaro Dellera

Al igual que diversas aves, al chochín común le gusta caldearse y desinfectarse al sol con las alas abiertas sobre el suelo © Alvaro Dellera

El chochín común es insectívoro pero durante el invierno complementa su dieta con algunas semillas y bayas.

Dos pequeñas anécdotas.

En Gran Bretaña el chochín goza de una notoriedad par a la del petirrojo (Erithacus rubecula) y ha sido representado en una vieja moneda en vigor durante varias décadas en el pasado, el farthing, un cuarto de penique.

Con su vastísima distribución en las zonas templadas de Norteamérica, Magreb y Eurasia hasta Japón, pocos depredadores y hasta dos reproducciones al año, el chochín común no es una especie en peligro. Las poblaciones montanas migran en invierno al valle para combatir el frío metiéndose varios incluso en el mismo refugio © Colombo

Con su vastísima distribución en las zonas templadas de Norteamérica, Magreb y Eurasia hasta Japón, pocos depredadores y hasta dos reproducciones al año, el chochín común no es una especie en peligro. Las poblaciones montanas migran en invierno al valle para combatir el frío metiéndose varios incluso en el mismo refugio © Colombo

En Alemania, para indicar que una persona está llena de alegría, se recita un proverbio que hace referencia directa a este pajarillo y a su irrefrenable gozo y excitación: “gozar como un rey de las nieves” (chochín), siendo en el original Jemand freut sich wie ein Scheekönig. Comparable a nuestro “feliz como un perro con dos colas” o “feliz como una perdiz”; o al italiano “allegro come un fringuello”, en referencia al pinzón vulgar ([Fringilla coelebs) o al inglés “as happy as a clam”, ser feliz como una almeja; o al francés “heureux comme une huître”, esto es, feliz como una ostra. Es significativo destacar cómo el ser humano, para exaltar la felicidad de la que a menudo carece, menciona tan frecuentemente a la de los animales.

Sinónimos

Motacilla troglodytes Linnaeus, 1758.

 

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