Fagus sylvatica

Familia : Fagaceae

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Texto © Prof. Marco Devecchi

 

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Traducción en español de Ignacio Barrionuevo

 

Ampliamente distribuida por Europa, la Fagus sylvatica puede alcanzar los 40 m de altura © G. Mazza

Ampliamente distribuida por Europa, la Fagus sylvatica puede alcanzar los 40 m de altura © G. Mazza

El haya, a veces denominada haya común o europea, faya o fago (Fagus sylvatica L.) pertenece a la familia de las fagáceas Fagaceae y, junto al castaño y el roble, representa una de las especies forestales de mayor interés en Italia.

El nombre del género Fagus deriva del griego, idioma en el que significa “yo como”; mientras que el epíteto específico sylvatica, está referido al ambiente natural que forma esta especie, la “silva”, esto es, el bosque.

El haya es un árbol de primera magnitud, ya que puede llegar a medir 40 m de altura, aunque no es muy longevo, pudiendo alcanzar como máximo los 200 o 300 años. Se trata de un árbol con porte cónico-globoso, una copa muy ramificada y un follaje particularmente denso.

El haya es una especie arbórea ampliamente distribuida por Europa, desde Escandinavia meridional hasta Italia, estando naturalmente distribuida también por la cuenca del Mediterráneo, como en Sicilia (Etna y Madonia) y en algunas localidades griegas. En Italia septentrional está presente ampliamente en las laderas de los Alpes y los Prealpes, así como en gran parte de los Apeninos.

El haya constituye frecuentemente extensos bosques monoespecíficos, denominados hayedos, pudiendo, no obstante, también encontrarse en asociación con otras especies arbóreas como el abeto blanco (Abies alba), el arce blanco o prádano (Acer pseudoplatanus), el fresno (Fraxinus excelsior), el tilo (Tilia platyphyllos), etc.

El hábitat favorable para el crecimiento del haya es el ambiente montano italiano, allí donde el clima sea fresco y nebuloso, con frecuentes precipitaciones estivales, entre los 700 y los 1.600 m (a veces hasta los 2.000 m) de altitud sobre el nivel del mar. La corteza es de color gris claro, a menudo colonizada por líquenes, perfectamente lisa en los ejemplares jóvenes, aunque puede fisurarse y agrietarse cuando envejece. Una característica singular del haya es la capacidad de formación de protuberancias globosas denominadas esferoblastos.

Los frutos maduran a final de verano. La fructificación es inconstante pero cada 4-5 años se hace muy abundante. Un recurso importante para muchos animales del bosque © Giuseppe Mazza

Los frutos maduran a final de verano. La fructificación es inconstante pero cada 4-5 años se hace muy abundante. Un recurso importante para muchos animales del bosque © Giuseppe Mazza

El aparato radical es inicialmente de tipo estrictamente axonomorfo, pero tiende a extenderse principalmente en sentido horizontal con el tiempo. Las hojas son simples, alternas, caducas, de forma elíptica y color verde oscuro en el haz, más claro en el envés. En otoño toman brillantes colores entre el amarillo anaranjado y el pardo rojizo. El haya es una planta monoica capaz de producir flores masculinas y femeninas sobre la misma planta, aunque en distinta posición.

Entre las variedades ornamentales la más conocida es la ‘Pendula’, caracterizada por las ramas colgantes © Giuseppe Mazza

Entre las variedades ornamentales la más conocida es la ‘Pendula’, caracterizada por las ramas colgantes © Giuseppe Mazza

Las flores masculinas están reunidas en amentos redondeados y colgantes, largamente peciolados. La inflorescencia femenina es erecta y con un corto pedúnculo.

La floración es contemporánea a la producción e las hojas, teniendo lugar en el mes de mayo.

Los frutos, conocidos comúnmente como hayucos, alcanzan la madurez a finales de verano (septiembre-octubre) y presentan una coloración marrón. La fructificación es inconstante, pero cada 4 o 5 años se hace abundantísima (fenómeno denominado “vecería”).

La madera es dura y pesada pero fácil de trabajar. Desde siempre ha representado un óptimo combustible, pudiendo ser transformado en un carbón muy apreciado. Los bosques de haya son gestionados tanto mediante el método de corte a tocón y regeneración por vástagos como mediante el método de corta a hecho, aunque el uso del método de vástagos está siendo progresivamente abandonado, con la consiguiente conversión a plantas de tronco alto.

El haya es ampliamente utilizada con fines ornamentales en la planificación de parques y jardines. Entre los cultivares de mayor interés ornamental, reviste gran interés la cv ‘Pendula’ caracterizada por ramas colgantes, de forma que en su madurez genera ejemplares con copas en forma de cúpula de gran efecto estético.

No menos interesante es la cv ‘Purpurea’ que se caracteriza por un follaje de color rojizo, que puede ser muy intenso, casi negruzco, durante la estación vegetativa.

Análogas a las precedentes por el porte y la coloración de las hojas son las variedades cv ‘Purple Fountain’ y ‘Purpurea Pendula’ que combinan en un solo ejemplar un porte péndulo (o llorón) y una encantadora coloración púrpura en el follaje. También entre los cultivares de follaje coloreado cuenta con una especial importancia el haya denominada ‘Roseomarginata’, a veces denominada también ‘Tricolor’ y ‘Purpurea Tricolor’.

Estas no están en otoño, sino en primavera, como nos indica el colorido prado. Existen insólitas variedades de haya con el follaje rojizo o negruzco en plena vegetación © Giuseppe Mazza

Estas no están en otoño, sino en primavera, como nos indica el colorido prado. Existen insólitas variedades de haya con el follaje rojizo o negruzco en plena vegetación © Giuseppe Mazza

En este cultivar de excepcional valor ornamental las hojas presentan una coloración púrpura en la región interna de la lámina foliar mientras que la región marginal es de una tonalidad rosada o de blanca-crema. En comparación a las demás variedades de haya, esta presenta un crecimiento más lento y requiere posiciones más frescas y parcialmente sombreadas para un óptimo desarrollo vegetativo. Otra variedad muy apreciada es la ‘Asplenifolia’, conocida por sus márgenes foliares inciso-lobulados, netamente distintos de los que presentan las hojas normales del haya. La coloración de las hojas torna a un tono amarillo intenso durante el otoño.

No es un árbol muy longevo. Aquí un venerable ejemplar del cultivar ‘Asplenifolia’ que decora, desde 1818, el jardín de la universidad de Leiden, en Holanda © G. Mazza

No es un árbol muy longevo. Aquí un venerable ejemplar del cultivar ‘Asplenifolia’ que decora, desde 1818, el jardín de la universidad de Leiden, en Holanda © G. Mazza

Por demás conviene recordar la cv ‘Dawyck’ (conocida también como ‘Fastigiata’) que presenta un porte típicamente columnar con una altura en los ejemplares maduros que puede llegar a los 25 m. A partir de este cultivar se obtuvieron nuevas variedades denominadas ‘Dawyck Gold’ y ‘Dawyck Purple’ que presentan interesantes coloraciones en las tonalidades del amarillo y el rojo purpúreo respectivamente.

La madera es dura y pesada pero fácil de trabajar. Desde siempre ha representado un óptimo combustible, pudiendo ser transformada en un carbón muy apreciado. Los hayedos pueden ser gestionados tanto a hecho como por tocones con vástagos, aunque este método se está abandonado, convirtiéndose poco a poco en altos troncos © Giuseppe Mazza

La madera es dura y pesada pero fácil de trabajar. Desde siempre ha representado un óptimo combustible, pudiendo ser transformada en un carbón muy apreciado. Los hayedos pueden ser gestionados tanto a hecho como por tocones con vástagos, aunque este método se está abandonado, convirtiéndose poco a poco en altos troncos © Giuseppe Mazza

Por último también vale la pena recordar la variedad cv ‘Tortuosa’ cuyas ramas presentan un insólito crecimiento retorcido, tortuoso, lo que hace muy atractiva visualmente a esta planta, razón por la que conviene colocarla aislada en los jardines para poder verla en su plenitud y disfrutarla sin impedimentos. En su madurez el porte es comparable al de un gigantesco bonsái. Las variedades seleccionadas por las diversas características de porte o follaje son propagadas en ámbito viverístico a finales de invierno mediante injerto de púa o hendidura o bien durante la estación vegetativa mediante injerto de yema o por aproximación.

 

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