Familia : Scombridae

Texto © Giuseppe Mazza

Traducción en español por la Dra Cristina Valcuende

Con hasta 260 cm de largo y 24-30 barras verticales azul cobalto, a veces dobles o rotas en forma de Y, Acanthocybium solandri es un gigante de la familia de las caballas © www.carlosestape.photoshelter.com
Pariente de la Caballa (Scomber scombrus) y conocido vulgarmente como Peto, Sierra golfina o Guaju, Acanthocybium solandri (Cuvier, 1832) pertenece a la clase Actinopterygii, los peces con aletas radiadas; al orden Perciformes o Scombriformes, según los taxónomos; y a la familia Scombridae, que incluye 15 géneros con especies de nado rápido, presentes en mares tropicales y subtropicales, y ocasionalmente en aguas salobres.
Con una longitud máxima de 260 cm y un peso de 83 kg, aunque la talla media ronda los 170 cm Acanthocybium solandri forma parte de los gigantes de la familia junto con la Caballa real (Scomberomorus cavalla), aunque sin alcanzar las dimensiones del Atún rojo (Thunnus thynnus), que supera fácilmente los 3 m.
El género Acanthocybium, creado por Gill en 1862, deriva del griego «akantha» (espina), en alusión a los numerosos radios espinosos de la aleta dorsal, y «kybion» (atún), para destacar su parentesco con este grupo.
Además de por su tamaño, se reconoce fácilmente por el característico hocico puntiagudo, a modo de pico, que ocupa la mitad de la cabeza.

Independientemente de su tamaño, también se reconoce fácilmente por su distintivo hocico puntiagudo, similar a un pico, que ocupa la mitad de su cabeza © craigjhowe
El epíteto específico solandri, de Solander en latín, honra la memoria del naturalista sueco Daniel Solander (1733-1782), quien asistió a Cuvier en su trabajo mediante dibujos y observaciones.
Zoogeografía
Acanthocybium solandri está presente en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico, con algunos registros esporádicos en el mar Mediterráneo.
Ecología y hábitat
El Peto prefiere temperaturas entre 18,2 y 27,6 °C, migrando ocasionalmente, durante los veranos más cálidos, hacia zonas más frescas. Generalmente se desplaza en solitario o en pequeños grupos, entre la superficie y los 12 m de profundidad, aunque puede descender hasta 20 m, e incluso se ha registrado un ejemplar a 183 m.
Habita las aguas templado-cálidas de todos los mares, nadando preferentemente en superficie y mar abierto, donde caza peces, cefalópodos y crustáceos.

Presente en aguas templadas-cálidas de todos los mares, nada principalmente en alta mar y en la superficie, depredando peces, cefalópodos y crustáceos © www.carlosestape.photoshelter.co
Morfofisiología
El cuerpo de Acanthocybium solandri es fusiforme, alargado y ligeramente comprimido lateralmente, terminando en un hocico largo y puntiagudo que ocupa la mitad de la cabeza. La boca es amplia, con dientes fuertes, triangulares, comprimidos y finamente aserrados.
A diferencia de otros túnidos, como Euthynnus lineatus, que carecen de ella, posee vejiga natatoria, aunque no tiene rastros branquiales.
Presenta dos aletas dorsales: la primera, mucho más larga, con 23–27 radios espinosos, y la segunda, con 12–16 radios blandos. Le siguen 8–9 pinnulas dorsales; en la región ventral, tras la aleta anal (dotada de una espina y 12–14 radios blandos), se observan 9 pinnulas anales. Las aletas pectorales tienen 22–24 radios blandos, y la caudal, profundamente ahorquillada, le permite alcanzar velocidades de hasta 45 km/h.

Aunque puede tener riesgo de ciguatera, su carne es excelente y, debido a su tamaño y a su espíritu de lucha, es una presa muy codiciada por los pescadores deportivos © www.carlosestape.photoshelter.com
En la base de la cola se aprecia una gran quilla acompañada por otras dos menores, que mejoran la hidrodinámica. El cuerpo está cubierto por pequeñas escamas, y la línea lateral desciende bruscamente, centrada en la primera aleta dorsal.
El dorso muestra una coloración verde azulada iridiscente, mientras que los flancos, plateados, presentan 24–30 bandas verticales azul cobalto, a veces dobles o en forma de Y.
Etología y biología reproductiva
Acanthocybium solandri se reproduce liberando huevos pelágicos flotantes, confiados a las corrientes, durante casi todo el año. Por ello, es común encontrar larvas y juveniles en distintos estadios de desarrollo de manera simultánea.
Depreda, principalmente en superficie, peces pelágicos, cefalópodos y crustáceos, y a su vez es cazado por tiburones, especialmente Carcharhinus albimarginatus, además de otros grandes predadores.

Sin embargo, no se considera una especie en peligro de extinción debido a su amplia distribución y poblaciones estables © www.carlosestape.photoshelter.com
Aunque su carne es excelente y constituye una presa muy apreciada por los pescadores deportivos debido a su tamaño y combatividad, en algunas zonas se han registrado casos de ciguatera, cuando se alimenta de peces que acumulan en su dieta la toxina producida por el dinoflagelado Gambierdiscus toxicus.
Su vulnerabilidad a la pesca es moderada (46 sobre 100), y su resiliencia, media, permite duplicar las poblaciones en 4,4 a 14 años. Las poblaciones se consideran estables y, dada su amplia distribución, Acanthocybium solandri figura desde 2022 como “LC, Least Concern” en la Lista Roja de la UICN.
Sinónimos
Cybium solandri Cuvier, 1832; Cybium sara Lay & Bennett, 1839; Acanthocybium sara (Lay & Bennett, 1839); Cybium petus Poey, 1860; Cybium verany Döderlein, 1872; Acanthocybium forbesi Seale, 1912; Scomber amarui Curtiss, 1938.
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