Matthiola maderensis

Familia : Brassicaceae


Texto © Prof. Pietro Pavone

 


Traducción en español por el Prof. José Campos

 

Matthiola maderensis

Matthiola maderensis, el Alhelí de Madeira, es una especie endémica de Madeira, Porto Santo y Desertas, un archipiélago volcánico formado hace 65 millones de años © Chris Juden

Matthiola maderensis Lowe es una especie endémica de Madeira, Porto Santo y Desertas, un archipiélago volcánico de 798 km2 formado en la era Cenozoica (hace 65 millones de años), situado en el Océano Atlántico, a 545 km al noroeste de la costa africana, ahora Región Autónoma de Portugal.

La especie, conocida como Alhelí de Madeira, fue descrita por el naturalista y sacerdote inglés Richard Thomas Lowe (1802-1874), que estudió a fondo la flora y fauna del archipiélago.

El género Matthiola está dedicado a Pietro Andrea Mattioli (1500-1577), médico y botánico sienés, autor de las primeras obras botánicas de la Edad Moderna. El epíteto específico se refiere al lugar del descubrimiento.

Matthiola maderensis

Planta bienal o perenne de la familia Brassicaceae, crece cerca del mar hasta 200 m de altitud © Martin Pavlista

Es una mata bienal o perenne de la familia Brassicaceae, tribu Anchonieae, de hasta 100 (150) cm de altura, cubierta de pelos glandulares que le dan un color blanco grisáceo.

Prefiere ambientes secos o ligeramente húmedos cerca del mar. Se encuentra, de hecho, en los altos acantilados, en suelos rocosos y en los espacios entre las rocas a cotas más elevadas, pero por debajo de los 200 m de altitud.

Tiene un tallo erecto, simple o con ramas dispersas, a veces lignificado en la base.

Las hojas son enteras, raramente dentadas, de elípticas a oblongo-oblanceoladas, atenuadas en la base, con un pecíolo corto. Las hojas basales miden 5-25 cm de largo y son de color verde plateado; las caulinares son más pequeñas y disminuyen de tamaño en la parte superior.

Las flores, dispuestas en racimos terminales, son tetrámeras y muy fragantes, con sépalos erectos y pétalos obovados, de 1,8-2,8 cm de largo, lilas, violetas o raramente blancos, más pálidos hacia la base, con uña verde.

Florece de febrero a septiembre.

Los frutos, sobre pedicelos de 0,5-1,5 cm, son silicuas de 80-150 x 3-4,5 mm, erecto-patentes, generalmente con glándulas amarillas o negras. Las semillas, de color marrón con un ala de color claro, son suborbiculares y miden 3-3,5 mm. El número cromosómico diploide de la especie es 2n = 14.

Esta especie no está protegida por la legislación portuguesa ni siquiera por la legislación comunitaria, pero las islas Desertas están protegidas por decretos legislativos locales. De hecho, el Decreto Legislativo regional n. 14/90 / M de 23 de mayo de 1990 las consideró «Zona de Especial Protección» y, en 1995, «Reserva Natural» (D. L. R. n. 9/95 / M, de 20 de mayo).

En 1992, el Comité de Ministros del Consejo de Europa clasificó a estas islas como Reserva Biogenética, para reconocer la importancia de la flora y fauna presentes. Posteriormente se convirtieron en «Área Importante para las Aves» (IBA) y «Zona de Protección Especial» (ZPE). Desde diciembre de 2001, esta Reserva Natural forma parte de la Red Natura 2000. En 2014, se otorgó el Diploma Europeo de Áreas Protegidas del Consejo de Europa a las Islas Desertas. Es un reconocimiento que afirma la importancia de este lugar, que alberga una gran cantidad de especies endémicas de flora y fauna y tiene características paisajísticas únicas y valiosas.

Matthiola maderensis

Protegida en la naturaleza, a veces se vende, obtenida de semilla, en circuitos comerciales. De fácil cultivo donde la mínima no baje de los 10 °C. Desafortunadamente, es venenosa, así que tenga cuidado si tiene mascotas o niños © Petr Beránek

Al igual que otras especies del género, M. maderensis es una planta muy ornamental, pero está prohibida la recolección en su hábitat natural.

Las semillas se venden en circuitos comerciales y crecen fácilmente en cualquier tipo de suelo, incluso pedregoso.

La siembra se realiza al aire libre (en el suelo o en macetas) de mayo a septiembre o, en cama cálida, en un ambiente resguardado en febrero y marzo.

Después de la siembra, las plántulas deben mantenerse en un ambiente soleado y en invierno a una temperatura no inferior a 10 °C. Por esta razón, en lugares con inviernos duros, estas plantas se pueden cultivar en macetas como plantas anuales y en lugares resguardados cuando las temperaturas exteriores caen por debajo de su límite de tolerancia.

En el exterior no necesitan cuidados especiales e incluso la lluvia suele ser suficiente porque pueden superar largos periodos de sequía. Sin embargo, si las lluvias no se dan es necesario regarlas. Las plantas jóvenes necesitan agua constantemente, pero es bueno dejar secar el suelo entre un riego y el siguiente para evitar el estancamiento del agua.

Es posible abonar en primavera con un fertilizante granular de liberación lenta, específico para plantas con flores. Una poda ligera sirve para favorecer la floración y se realiza eliminando los tallos viejos que portan las flores marchitas.

M; maderensis es bastante resistente al ataque de parásitos, pero si hay ataques de pulgones, que destruyen las inflorescencias, es posible intervenir con productos específicos o utilizando preparaciones naturales como el jabón de Marsella diluido en agua y vaporizado sobre la planta afectada.

En el ambiente doméstico, preste atención a los niños y las mascotas porque toda la planta es venenosa.

Sinónimos: Hesperis maderensis Kuntze, Matthiola littorea A.Chev.

 

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