Scorpaena maderensis

Familia : Scorpaenidae

PEPPINO.gif
Texto © Giuseppe Mazza

 


Traducción en español de Carlos Jiménez

 

Scorpaena maderensis vive en todo el Mediterráneo, excepto en el Mar Negro, pero también lo encontramos en el Atlántico desde el Golfo de Vizcaya hasta Senegal.

Scorpaena maderensis vive en todo el Mediterráneo excepto el Mar Negro, pero también lo encontramos en el Atlántico desde el Golfo de Vizcaya hasta Senegal © Brian Cole

Frecuente pero poco observado en su área de distribución debido a su pequeño tamaño y librea de camuflaje, el Rascacio de Madeira (Scorpaena maderensis Valenciennes, 1833) pertenece a la clase Actinopterygii, los peces con aletas radiadas, al orden Scorpaeniformes y de la familia Scorpaenidae.

El nombre del género Scorpaena es el que los antiguos romanos dieron al pez escorpión, evocando a los escorpiones, en referencia a sus espinas venenosas. El término específico maderensis, de Madeira en latín, hace referencia a uno de los lugares donde vive.

Generalmente Scorpaena maderensis mide 10 cm y se reconoce por las 3 bandas oscuras cubre el cuerpo bajo los radios blandos de la aleta dorsal, el pedúnculo y la aleta caudal.

Generalmente mide 10 cm y se reconoce por las 3 bandas oscuras cubre el cuerpo bajo los radios blandos de la aleta dorsal, el pedúnculo y la aleta caudal © Tim Cameron

Zoogeografía

El Rascacio de Madeira está presente en todo el Mediterráneo, excepto en el Mar Negro.

Una vez pasado el Estrecho de Gibraltar, lo encontramos al norte hasta el Golfo de Vizcaya, aunque escaso en las aguas más frías, y al sur hasta Senegal y los archipiélagos de Madeira, Azores, Canarias y Cabo Verde.

Ecología-Hábitat

La cabeza de Scorpaena maderensis es menos masiva que la de otros cabrachos, y está protegida por una robusta espina con dos pares de apéndices de piel blanca que cuelgan del labio inferior.

La cabeza es menos masiva que la de otros cabrachos, y está protegida por una robusta espina con dos pares de apéndices de piel blanca que cuelgan del labio inferior © Brian Cole

Scorpaena maderensis nunca se aleja de las costas, mostrando una clara preferencia por las islas, y casi siempre se encuentra inmóvil, invisible en los fondos rocosos ricos en algas pardas, entre 20 y 40 m de profundidad, donde suele vivir sedentario y cazar al acecho esperando la presa.

Morfofisiología

Es uno de los peces escorpión más pequeños, con unos diez centímetros de largo, aunque las hembras, de mayor tamaño que los machos, alcanzan los 14 cm. El cuerpo es alto, protegido por escamas ctenoideas claramente visibles, también presentes en el pecho y la garganta.

También Scorpaena maderensis se distingue sin duda por las dos líneas blancas enfrentadas, de base alargada, en el punto más estrecho del pedúnculo caudal.

También se distingue sin duda por las dos líneas blancas enfrentadas, de base alargada, en el punto más estrecho del pedúnculo caudal © François Libert

La coloración de Scorpaena maderensis, claramente críptica, muestra manchas claras y oscuras con tonos marrones, vino o rojos, salpicadas de numerosos puntos blancos y negros.

Se pueden ver tres bandas verticales oscuras, al inicio de los radios blandos de la aleta dorsal, en el pedúnculo caudal y en la aleta caudal, pero hay quien prefiere destacar las tres bandas blancas adyacentes: la primera en el pedúnculo , luego en la mitad de la aleta caudal y en su extremo.

En comparación con la de otros peces escorpión, la cabeza, que ocupa casi un tercio de la longitud del pez, es proporcionalmente menos masiva de lo habitual, con pocos tubérculos y sin la habitual depresión detrás de los ojos.

Aquí son bien visibles los radios dorsales espinosas y venenosos utilizados para la defensa, y el patrón mimético puede variar con tonos marrones, color vino tinto o rojos.

Aquí son bien visibles los radios dorsales espinosas y venenosos utilizados para la defensa, y el patrón mimético puede variar con tonos marrones, color vino tinto o rojos © François Libert

Está protegido por robustas espinas, cada una con una glándula venenosa en la base, también presente en el opérculo. Cuando abre su enorme boca, se ve la lengua, soldada en la parte inferior, y bandas de dientes villiformes para sujetar a las presas, también presentes en el vómer y los palatinos.

De la mandíbula inferior cuelgan dos pares de apéndices de piel blanca, tal vez con la función de despertar la curiosidad de los desafortunados que pasan cerca.

Es un pequeño detalle que nos permite clasificar esta especie sin duda, junto con las dos líneas blancas enfrentadas, con la base ensanchada, en el punto más estrecho del pedúnculo caudal.

El ojo de Scorpaena maderensis es grande para una visión perfecta incluso en la oscuridad, y caza al acecho pequeños crustáceos y peces, que aspira de repente abriendo desmesuradamente la boca.

El ojo es grande para una visión perfecta incluso en la oscuridad, y caza al acecho pequeños crustáceos y peces, que aspira de repente abriendo desmesuradamente la boca © Rafi Amar

Hay una única aleta dorsal con 12 radios espinosos venenosos, que se eriza contra los intrusos, y 9-10 radios blandos; la anal tiene 3 radios espinosos y 4-5 inermes; las ventrales tienen un radio espinoso y 5 inermes y las pectorales tienen 15-16 radios blandos. La aleta caudal es redondeada.

El ojo es relativamente grande, para una visión perfecta de la presa incluso cuando la luz es escasa.

En comparación con especies similares pero un poco más grandes, Scorpaena maderensis se distingue fácilmente por su cabeza más delgada y la falta de excrecencias de piel en el cuerpo de Scorpaena notata y Scorpaena porcus, que también tiene tres bandas oscuras características en la aleta caudal.

La hembra, mayor y más longeva que los machos, libera una masa gelatinosa de huevos, pero aún se desconocen varios aspectos de la reproducción y del crecimiento de las larvas.

La hembra, mayor y más longeva que los machos, libera una masa gelatinosa de huevos, pero aún se ignoran varios aspectos de la reproducción y crecimiento de las larvas © Giuseppe Mazza

Etología-Biología Reproductiva

El Rascacio de Madeira se alimenta de pequeños crustáceos y peces pequeños que succiona abriendo repentinamente la boca. El veneno, utilizado sólo como defensa, puede provocar picaduras dolorosas, pero no tiene consecuencias graves para los humanos. En caso de accidente, es necesario sumergir inmediatamente la parte afectada en agua caliente, porque el calor de unos 45°C destruye los principios activos.

Para la reproducción, las hembras, que alcanzan la madurez sexual antes que los machos, liberan una masa gelatinosa de huevos que son inmediatamente fertilizados por su pareja.

Un juvenil de Scorpaena maderensis. Los elementos de la librea ya se pueden ver claramente, con las características líneas blancas enfrentadas en el punto más estrecho del pedúnculo caudal.

Un juvenil. Los elementos de la librea ya se pueden ver claramente, con las características líneas blancas enfrentadas en el punto más estrecho del pedúnculo caudal © Matthew Smith

Dan lugar a larvas planctónicas, y la esperanza de vida es de 4 años para los machos y de 5 para las hembras.

La resiliencia es mediocre con una posible duplicación de las poblaciones en 1,4-4,4 años, y la vulnerabilidad a la pesca, moderada, tiene una puntuación de 36 en una escala de 100. Scorpaena maderensis aparece en la lista roja de especies en peligro de extinción como “Least Concern”, es decir  “Preocupación Menor”.

Sinónimos

Sebastes maderensis Valenciennes, 1833; Sebastipistes maderensis Valenciennes, 1833; Scorpaena rubellio Jordan & Gunn, 1898.

 

→ Para informaciones generales sobre peces ver aquí.

→ Para apreciar la biodiversidad de los Osteichthyes, los PECES ÓSEOS, y encontrar otras especies, clicar aquí.