Chilomycterus antillarum

Familia : Diodontidae

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Texto © Giuseppe Mazza

 


Traducción en español por el Prof. José Campos

 

Chilomycterus antillarum

Presente en el este de Florida y las Islas Bahamas, el Pez erizo reticulado alcanza Venezuela y el norte de Brasil © Kevin Bryant

Chilomycterus antillarum Jordan & Rutter, 1897, también conocido como Pez erizo reticulado, pertenece a la clase Actinopterygii, los peces de aletas radiadas, al orden de los Tetraodontiformes, caracterizado principalmente por escamas transformadas en placas protectoras como las de los peces ballesta, bien evidentes en el resplandeciente Xanthichthys mento, o en espinas, como en la familia Diodontidae, que actualmente (2021) cuenta con 7 géneros y 18 especies.

Junto con los Tetraodontidae, forman el conocido grupo de los peces globo; esta última es una familia mucho más numerosa, con 28 géneros y 202 especies, con las espinas más finas, visibles solo cuando el animal se hincha irritado para disuadir a los depredadores. Los Tetraodontidae también han reducido los dientes a 4 incisivos yuxtapuestos, dos por mandíbula, mientras que en los Diodontidae estos se han fusionado completamente, los superiores y los inferiores, y como indica el nombre científico, solo tienen dos dientes. Sin embargo, en ambos casos no se utilizan para masticar y forman una especie de pico.

El nombre genérico Chilomycterus proviene del griego antiguo «χεῖλος» (cheilos) = labio y «μυκτερος» (mykteros) = nariz aguileña, por su labio superior, similar en perfil a una nariz arqueada, mientras que el término específico antillarum, en latín de las Antillas, indica la zona donde vive.

Zoogeografía

De hecho, Chilomycterus antillarum se encuentra desde el este de Florida y las Bahamas hasta Venezuela y las costas del norte de Brasil. Por tanto, a título indicativo, está presente en las aguas de Cuba, Islas Caimán, Nicaragua, Jamaica, Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Guadalupe, Dominica, Martinica, Santa Lucía, Barbados, San Vicente y las Granadinas, Granada, Venezuela, Surinam, Guayana Francesa y Brasil.

Ecología-Hábitat

Vinculado a ambientes coralinos, a menudo se encuentra en fondos arenosos detríticos, a veces junto a algas y praderas sumergidas. Es un animal nocturno que generalmente no desciende por debajo de los 25 m de profundidad, aunque se ha visto a 44 m.

Chilomycterus antillarum

Antillarum, el nombre científico de la especie, se refiere a esta zona, mientras que el término genérico chilomycterus resalta el perfil del labio superior, similar a una nariz © Kevin Bryant

Frecuenta las zonas ricas en moluscos y crustáceos, que son su plato principal, y descansa escondido durante el día, protegido por su elegante librea mimética.

Morfofisiología

Chilomycterus antillarum mide 15-30 cm de largo, menos de un tercio del más conocido Diodon hystrix, su pariente cercano, pero tiene menos espinas y éstas no se pliegan sobre el cuerpo. Son cortas, de base triangular, siempre erectas y espaciadas regularmente. Hay una docena en el lado más largo, entre la cabeza y la pequeña aleta dorsal que, provista de 13 radios blandos, se encuentra en una posición muy posterior.

Chilomycterus antillarum

No supera los 30 cm y las espinas, plegables en el género Diodon, permanecen aquí siempre erectas, con base triangular y espaciadas regularmente © Kevin Bryant

Por encima de los ojos hay dos pares de espinas más largas que crecen con el tiempo a modo de antenas. El cuerpo es tubular, oblongo, claviforme hacia la cabeza. Los ojos, rodeados por un elegante anillo dorado, son grandes y saltones para una buena visión nocturna.

El opérculo branquial es una hendidura apenas visible detrás de las aletas pectorales.

Carece de aletas pélvicas, y confía su movimiento principalmente a las aletas dorsal y anal, casi especulares, con 11-12 radios inermes. Se mueven al mismo tiempo, ayudadas por la modesta aleta caudal con 9-10 radios y por las grandes aletas pectorales que entran en juego cuando hay que realizar pequeños desplazamientos y cambiar de dirección.

Chilomycterus antillarum

La elegante librea mimética se caracteriza por insólitos polígonos de color crema claro, delimitados por un borde rojizo oscuro roto por 5 (7) llamativas manchas oscuras © Kevin Bryant

Con estas premisas, es obvio que Chilomycterus antillarum sea un pésimo nadador.

Las espinas son un buen medio disuasorio contra los depredadores. Además de volverse 2-3 veces más grande al hincharse de agua, este pez se convierte en una bola punzante difícil de agarrar y tragar. Y luego, en el peor de los casos, su hígado, gónadas, intestinos y piel están impregnados de tetrodotoxina, un veneno producido por bacterias simbiontes, cien veces más potente que el cianuro, que bloquea la respiración de los que lo ingieren.

Así, si tienen la suerte de salir indemnes, los grandes depredadores evitarán atacar en el futuro a esta extraña especie de aspecto, no por casualidad, inconfundible.

Chilomycterus antillarum

Sobre los ojos hay dos pares de espinas protectoras más largas que crecen con el tiempo a modo de antena © Allison & Carlos Estape

La piel está tapizada de insólitos polígonos de color crema claro, delimitados por un borde rojizo oscuro. Además, hay 5 (rara vez 7) vistosas y características manchas negras: 2 encima de las aletas pectorales, 2 en los flancos y 1 en la base de la aleta dorsal.

Etología-Biología Reproductiva

Chilomycterus antillarum es un pez muy cauteloso y poco común que es difícil de observar.

Se alimenta mayoritariamente de invertebrados bentónicos: crustáceos y moluscos gasterópodos o bivalvos que deja al descubierto dirigiendo poderosos chorros de agua sobre la arena.

Chilomycterus antillarum

En caso de peligro, se hincha con agua y se vuelve 2-3 veces más grande: una bola punzante que es difícil de agarrar y tragar. Y en el peor de los casos, su muerte no será inútil para la especie, porque el hígado, las gónadas, los intestinos y la piel están cargados de tetrodotoxina, un veneno que bloquea la respiración de los depredadores © Allison & Carlos Estape

El pico sólido rompe luego todas las conchas y caparazones, y los desafortunados pececillos que caen dentro del alcance de su gran boca también son parte del festín.

La fecundación se realiza en mar abierto. Los huevos y las larvas, pelágicos, son arrastrados por las corrientes y navegan durante semanas colonizando otros lugares. La librea de las crías es negra, con espinas anaranjadas y aletas claras.

La resiliencia de la especie es buena. Su índice de vulnerabilidad a la pesca, muy bajo, marca solo 20 en una escala de 100.

 

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