Corallium rubrum

Familia : Corallidae

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Texto © Andrea Tarallo

 


Traducción en español por el Prof. José Campos

 

Corallium rubrum, Coral rojo, Anthozoa

El Coral rojo (Corallium rubrum) es endémico del mar Mediterráneo. Sus pólipos, de color blanco brillante, cuentan con 8 tentáculos y pueden alcanzar los 5 mm © Giuseppe Mazza

El Coral rojo, precisamente Corallium rubrum Linnaeus (1758), es un animal colonial del phylum Cnidaria, clase Anthozoa. Pertenece a la subclase Octocoralli (de hecho, posee ocho tentáculos), orden Alcyonacea, suborden Scleraxonia, familia Corallidae. Corallium rubrum es sin duda el más famoso de los corales, y el único representante de su género en el mar Mediterráneo. Se conoce desde la antigüedad y desde siempre se ha usado para producir joyas preciosas, tanto que se le ha otorgado el nombre de «oro rojo» en Italia y «coral precioso» en inglés.

Zoogeografía

Corallium rubrum se considera una especie endémica del mar Mediterráneo, y también es la única especie de su género presente en la cuenca. Además de todo el Mediterráneo, a profundidades de entre 20 y 600 metros, su área de distribución se extiende más allá del Estrecho de Gibraltar: hacia el sur por las costas occidentales de África, hasta Senegal; al norte a lo largo de las costas de España y Portugal. Dado que se encuentra en un rango muy amplio de profundidad y prefiere las grutas y cuevas, no es raro que se descubran nuevas áreas densamente colonizadas por esta especie.

Ecología y Hábitat

Corallium rubrum es una especie típicamente esciófila, del griego σκιά (skià) «sombra» y – filo, amante. La luminosidad es uno de los principales factores que limita su extensión, junto con la corriente y la pendiente del sustrato.

En particular, dado que Corallium rubrum es una especie sésil, la única forma que tiene para alimentarse es exponerse de la mejor manera a las corrientes ricas en partículas orgánicas, de las cuales logra filtrar su alimento. También es una especie que no se adapta bien a los cambios de temperatura, y para superar este problema, generalmente prefiere asentarse a profundidades que permanecen por debajo de las fluctuaciones estacionales.

Sin embargo, cuando encuentra las condiciones adecuadas, como grandes cuevas o pendientes pronunciadas, Corallium rubrum puede ocupar la superficie disponible de forma masiva, formando una de las biocenesis más ricas del Mediterráneo, solo superada en riqueza de especies por las praderas de Posidonia oceanica.

Entre los diversos organismos que encuentran refugio entre las ramas de las colonias de coral rojo podemos encontrar varios moluscos, como el murícido Ocinebrina paddeui en las colonias sardas, o el gasterópodo Pseudosimnia carnea más común que se alimenta de gorgonias y pone los huevos en sus ramas, y crustáceos como el decápodo Balssia gasti.

Corallium rubrum, Coral rojo, Anthozoa

Es una especie colonial sésil. Los pólipos, filtradores pasivos, se retraen en caso de peligro en el cenosarco, el tejido esponjoso que los alberga, para luego salir nuevamente a la caza de plancton © Giuseppe Mazza

Al ser una rica biocenosis, la de Corallium rubrum también atrae a otros organismos que simplemente aprovechan la diversidad presente para alimentarse, o que son atraídos por las mismas condiciones biofísicas, como poríferos, briozoos, poliquetos y otros octocorales y hexacorales.

Morfofisiología

Como ya se ha mencionado, Corallium rubrum es una especie colonial sésil y un filtrador pasivo.

Aunque la forma de la colonia es bastante conocida incluso para los menos expertos en especies marinas, no es fácil adivinar la forma de cada individuo que forma parte de ella.

El pólipo de la colonia es generalmente muy similar al de Cerianthus membranaceus, o al de una medusa que, al contrario, son cnidarios no coloniales.

Cada pólipo, de un color blanco brillante, tiene la posibilidad de expandirse, hasta unos 5 milímetros, o de contraerse dentro del cenosarco cuando se siente amenazado. Su estructura incluye ocho tentáculos en la parte oral, que tienen la función de capturar el alimento.

La estructura interna del pólipo es muy simple, y básicamente incluye una sola cavidad gástrica dividida en ocho porciones por septos mesentéricos, que corresponden a los tentáculos de la porción externa.

Los pólipos se insertan con precisión con su porción aboral en el llamado cenosarco, un tejido esponjoso que conecta todos los pólipos de la colonia. En su margen interno, el cenosarco está atravesado por una serie de surcos longitudinales en los que se alojan los túbulos gastrodérmicos, a su vez conectados con las cavidades gastrovasculares de los pólipos individuales, generando un sistema de transporte de sustancias alimenticias a lo largo de toda la colonia.

Esta estructura viviente única está firmemente anclada al eje central de la colonia, el esqueleto central real de la colonia, compuesto de calcita y espículas. Las espículas son producidas por el cenosarco y consisten en cristales de calcita que se fusionan entre sí o al eje central, lo que permite el crecimiento lento pero constante de la colonia.

El intenso color rojo brillante, tanto del eje central como del cenosarco, que contribuye a hacer que el coral sea tan precioso, se debe a la presencia de carotenoides tomados en parte durante la alimentación.

La morfología de la colonia es típicamente ramificada, y las ramificaciones pueden crecer en todos los planos, pero normalmente las arborescencias están expuestas transversalmente a la corriente principal, para facilitar la captura de alimentos por los pólipos.

La intensidad de la coloración varía de rosa a rojo intenso, y suele ser indicativa de la población de origen.

El tamaño de las colonias está fuertemente influenciado por la pesca: las más superficiales tienen unos centímetros de altura, mientras que las poblaciones profundas pueden superar incluso 50 cm, hoy en día bastante raras. La tasa de crecimiento de la colonia es variable, pero en cualquier caso muy baja: de 2 a 6 milímetros por año (una rama de 50 cm podría tener más de 200 años).

Etología

El uso en la producción de objetos preciosos del esqueleto interno de Corallium rubrum, caracterizado por un color rojo brillante y una consistencia que lo hace maleable, lo ha convertido en un objeto de pesca desde la antigüedad: se han encontrado perlas de coral toscamente talladas en tumbas que datan de la era mesolítica. Sumerios, griegos y romanos usaban el coral rojo como joya y como amuleto y todavía se usa hoy en día para la producción de joyas y objetos decorativos a los que se atribuyeron poderes mágicos en el pasado.

La pesca de Corallium rubrum se hacía mediante un instrumento formado por barras de hierro cruzadas como una cruz de San Andrés y una red que, tirada por un bote, arrancaban las colonias de su lugar. Debido a la intensa explotación de este recurso, hoy en día la pesca está regulada y solo la realizan buzos autorizados.

Desde el punto de vista trófico, Corallium rubrum es un suspensívoro. En particular, se alimenta principalmente de pequeños organismos planctónicos y es capaz de absorber incluso la materia orgánica disuelta. La captura se ve facilitada por la presencia de una mucosidad que cubre los tentáculos: después del contacto, los tentáculos se retraen y someten a la partícula a análisis táctil. Le sigue la ingestión o expulsión de la presa.

Corallium rubrum, Coral rojo, Anthozoa

Detalle de pólipos abriéndose. Una densa red de canales recorre el cenosarco para llevar alimento también a los miembros mal posicionados de la colonia. La estructura de soporte nace de la fusión de cristales de calcita © Giuseppe Mazza

Los tentáculos pueden alargarse y dar lugar a un filamento tres veces más largo que el propio tentáculo. Durante la captura, el filamento se contrae y se acorta, enrollándose bajo el punto de contacto con la partícula de alimento.

Al no tener abertura anal, todas las sustancias no asimiladas y los productos de desecho se expulsan a través de la única abertura que también actúa como boca.

La respiración se realiza mediante intercambio directo del oxígeno y del dióxido de carbono con el agua; el sistema nervioso es simple, formado por una red de células nerviosas y carece de células sensoriales especializadas.

Biología reproductiva

Corallium rubrum se reproduce principalmente por vía sexual, mientras que la reproducción asexual, típica del phylum más simple, solo se ha propuesto, si bien nunca se ha observado entre las colonias.

Los sexos están separados a nivel de los pólipos. Las gónadas femeninas y masculinas están inmersas en los tejidos del septo mesentérico y se separan de ellos tan pronto como alcanzan la madurez.

Los pólipos femeninos y masculinos se pueden reconocer gracias a la forma de las gónadas maduras: los ovocitos son redondeados y de color amarillo claro, mientras que las gónadas masculinas son de color blanco lechoso, alargadas y de forma irregular.

La maduración de las gónadas sigue un ciclo estacional y ocurre de manera diferente en los dos sexos: el ciclo de los ovocitos se completa en dos años y en cada estación reproductora coexisten dos poblaciones de ovocitos, unos maduros, más grandes y otros en fase de maduración. Las gónadas masculinas, por otro lado, siguen un ciclo anual: el desarrollo comienza en otoño-invierno y termina en verano.

Corallium rubrum, Coral rojo, Anthozoa

Amante de la sombra, Corallium rubrum crece a 20-600 m de profundidad, a menudo colgando en densas colonias del techo de las cuevas. Se adapta mal a los cambios de temperatura y se ramifica en varios planos para interceptar mejor las corrientes. El crecimiento es lento: 2-6 mm/año. Los especímenes de 50 cm tienen al menos dos siglos © Gianni Neto

Después de ser liberados por el pólipo masculino, los espermatozoides navegan en busca del pólipo femenino mediante un mecanismo de atracción aún desconocido, hasta que lo encuentran y lo fecundan. La fecundación ocurre en la cavidad gastrovascular de los pólipos femeninos, donde se encuentra el ovocito maduro.

La joven larva plánula se desarrolla en los primeros 20-30 días antes de salir a mar abierto. Gracias a los cilios con las que está provista la plánula, busca un lugar donde asentarse para desarrollarse en una nueva colonia. Se ha observado que el asentamiento ocurre sobre todo en fondos ya colonizados por coralígenos (una biocenosis típica de fondos rocosos dominada por organismos calcáreos).

Corallium rubrum, Coral rojo, Anthozoa

Por su intenso color rojo, debido a los carotenoides adquiridos en parte durante la alimentación, es el más famoso de los corales, utilizado desde la antigüedad en joyería © Gianni Neto

Después de aproximadamente un mes desde su asentamiento, la plánula se desarrolla en el primer pólipo de la colonia. Aunque en la literatura se ha descrito una edad para alcanzar la madurez sexual de siete a diez años, trabajos más recientes han demostrado que la edad mínima de maduración es mayor, entre 17 y 21 años.

Sinónimos: Madrepora rubra Linnaeus, 1758; Isis nobilis Pallas, 1766; Gorgonia nobilis Linnaeus, 1789.

 

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