ZONA SERVICIOS VARIOS – Las minas de platino en Sudáfrica

La capital mundial del platino. En una zona de Sud África se extrae el 84% de la producción mundial. El mineral se encuentra en una sutil veta a lo largo de kilómetros. El método de extracción.

jpg_platino1.jpg

jpg_platino2.jpg

jpg_platino3.jpg

jpg_platino4.jpg

 

SILVIA-2.gif

 

Traducción en español de Silvia Milanese

 

 

Si hablamos de platino, podemos decir que está en todas partes, es suficiente con excavar y seguramente lo encontraremos. El caso es: ¿hasta donde es necesario excavar y que cantidad encontramos?

En el territorio de Bushveld Complex, que se extiende por 240 km al Norte de Pretoria en un ancho aproximado de 400 km, hace más o menos 2 millones de años se produjeron fuertes erupciones subterráneas produciendo fuerte presión que han empujado el mineral casi hasta la superficie incorporándolo en rocas graníticas.

Está concentrado en un muy pequeño estrato de solo el ancho de un metro y medio, que aflora como la crema en estado sólido de un enorme y sabroso cappuccino esto se encuentra en las proximidades de Rustenburg y desciende lentamente hacia el subsuelo con dirección al centro de la erupción.

Fenómenos análogos se han verificado también en otras partes del mundo, pero en la zona antes mencionada la concentración de platino es enorme, y el Bushveld Complex rinde hoy el 84% de la producción mundial.

Estamos en un pequeño estado independiente, Bophuthatswana, en el límite con la República del Sudáfrica y el Dr. Jocelyn Cloete de la empresa Impala Platinum Limited una de la tres más grandes empresas mineras sudafricanas que, por su importancia, controlan el mercado, me guía para visitar la mina y a los laboratorios en los que se realiza la primera condensación del metal.

Hace poco más de 50 años, me explica, aquí no había nada. El platino fue descubierto en Sudáfrica en el año 1924 y la actividad minera se inició, prácticamente sin que trascendiera, hacia el 1930. Luego del año 1970 nuestra producción se impuso en el mercado mundial, pero antes debimos construir las calles, canales para el transporte del agua, instalaciones eléctricas, es decir todas las obra de infraestructura y lo principal: formar a las personas. Cada pozo de extracción necesita de una inversión de por lo menos 100 millones de Rand (aproximadamente 65 millones de liras) y se necesitan cinco años para que pueda resultar operativo. Hemos excavado mas de 70 km de túneles y hoy damos trabajo a casi 35.000 personas.

El empleo del platino en la industria es un hecho muy reciente. Si bien era conocido por los antiguos egipcios y por los Incas, el platino fue prácticamente re descubierto en época moderna en Sud América por los “conquistadores” españoles que lo consideraron una escoria, es decir una sustancia “sin valor” que contaminaba sus yacimiento auríferos y fue necesario esperar la llegada del siglo XX para que mas allá de su uso en orfebrería, fuese apreciado en su total y plena utilidad.

Este metal funde a los 1769° C y se presta por lo tanto para construir termómetros para temperaturas extremadamente altas, es maleable lo que permite su reducción en hojas de poco mas de 8 micrones o hilos de 12, y sobre todo, a la temperatura que sea, jamás se corroe ni se oxida.

Es útil en la construcción de cristales ópticos especiales y se muestra como un componente indispensable para las grandes computadoras y para la fabricación de armas de guerra tales como los misiles.

Más tarde se descubre que, además de ser un material estratégico, es también un óptimo catalizador, una sustancia que acelera y hace posible ciertas reacciones químicas, y su costo es sumamente alto.

Esta particular propiedad del platino permitió, por ejemplo, producir a bajo costo el ácido nítrico, sustancia base de los modernos fertilizantes, muchos productos alimenticios, analgésicos, insecticidas y hasta permitió transformar ventajosamente, sin producir contaminación, la energía química en eléctrica. Y es sobre todo en la lucha contra la contaminación que está en juego su futuro ya que usándolo como catalizador hacen posible que las descargas de las máquinas y de las industrias se transformen en inocuas.

Llegados a Bafokeng South Training Centre y luego de un rápido refrigerio, nos aprestamos a descender para lo cual es necesario vestirse adecuadamente. Para bajar al subsuelo nos vestimos con mamelucos especiales, botas de goma y el clásico casco de minero incluída la lámpara con una importante batería la que se sujeta en la espalda.

Un ómnibus nos conduce a la torre N° 7, una de las tantas que hay en el lugar que muestran en el paisaje casi agreste la intensa actividad minera. La empresa Impala Platinum puede sólo trabajar y extraer del subsuelo: los campos de la superficie pertenecen desde hace siglos a los aldeanos de la zona de Bophuthatswana que llevan allí a pastorear sus bueyes.

En un montacargas velocísimo descendemos casi de un golpe hasta los 400 metros de profundidad y desde aquí caminando seguimos hasta la zona de extracción.

Desde la torre central por donde se desliza el montacargas, parten a distintas profundidades túneles horizontales de un largo aproximado de 2 km, que llegan y siguen la veta. Luego cuando la distancia es demasiado grande, se excava un nuevo pozo, ubicado más adelante y que desciende un poco más abajo.

Me explica el Dr. Jocelyn Cloete, que de una tonelada de roca se consiguen solo 3 gramos de platino y que cada día deben dinamitar centenares de metros cúbicos de roca. Las cargas, colocadas en agujeros profundos explotan al atardecer y por la mañana se controla la solidez de la nueva excavación para verificar su seguridad y proseguir a trasladar el material limpiando el sector de trabajo.

Nos cruzamos con un pequeño tren cargado de rocas. Luego el techo se hace más bajo y debemos caminar curvados en la más total oscuridad. Finalmente llegamos: de rodillas limpio lo mejor que puedo los 80 mm del Hasselblad y los anteojos completamente empañados por el calor húmedo y fotografío una línea negra y brillante que no es más ancha que un centímetro la cual corre a lo largo de la roca.

Esta fina línea contiene cromo y señala claramente la presencia de “Merensky Reef”, palabra que proviene de Merensky que fue el descubridor del platino en Sudáfrica, y allí, en esa línea se encuentra la mayor concentración del precioso metal.

Es como la capa de crema de una torta, me dice el Dr. Cloete, y no lo perdemos jamás de vista. Excavamos aproximadamente medio metro sobre y un metro por debajo de la línea negra y de este modo, lentamente, se desciende siempre más abajo. Aquí estamos alrededor de los 400 metros, pero en el cálculo de nuestras reservas pensamos alcanzar los 1200 metros. Platino hay muchísimo a punto tal de satisfacer ampliamente la creciente demanda del siglo XXI.

Cuando salimos a la superficie nuestros mamelucos no son tan flexibles ni blandos por lo que aprecio mucho algún elemento en los vestuarios que me ayuden a quitarme las botas sin agacharme. Una buena ducha y un licuado de frutos exóticos, que crecen bastante próximos a la mina nos ponen nuevamente en forma.

Después del almuerzo aprovecho para fotografiar, desde una increíble montaña negra de residuos ferrosos, el complejo para la primera concentración del metal y visito las modernísimas instalaciones, perfectamente conectadas entre ellas según sea el ciclo de la producción.

Esta es la entrada al molino, me explica el Dr. Cloete, indicándome la cinta que transporta sin pausa la roca que habíamos visto recoger por la mañana, dentro de un gran depósito y que van a descansar para su tratamiento posterior en 21 cilindros de 4,9 metros de largo por 4,3 metros de ancho y cuyo contenido será luego reducido a un impalpable polvo blanquecino.

Las estructuras metálicas del edificio vibran continuamente, y me resulta difícil encontrar un punto estable para el caballete. En la sala de al lado el polvo se mezcla con el agua, a la que se le adiciona espuma y es agitada por corrientes de aire que logran separar la parte inútil, constituida por las piedras, de los minerales.

Preciosas burbujas grises afloran a la superficie y resbalan, condensándose sobre los bordes de centenares de maquinas. Contienen: hierro, níquel, cobre, cobalto, plata, iridio, rutenio, rodio, oro, platino y paladio.

El material que va flotando a la deriva, continúa el Dr. Jocelyn Cloete, se lo toma y se lo escurre obteniendo de este modo un polvo gris que se traslada a los altos hornos. El hierro es desechado como una escoria y quedan los otros metales condensados en un granulado negro, que contiene aproximadamente el 50% de níquel, el 28% de cobre y pequeñas cantidades de platino y otros metales preciosos.

Este “granulated matte” termina luego en los laboratorios de refinamiento, en las proximidades de Springs, donde en un proceso larguísimo viene extraído primero el cobalto, el níquel y el cobre, luego el oro, el platino y el paladio y finalmente pequeñas cantidades de plata, rutenio, iridio y rodio.

© Giuseppe Mazza

Prohibida la reproducción ya sea parcial de las fotos o del texto sin el permiso por escrito del autor.