Acinonyx jubatus

Familia : Felidae

GIULIANO.gif
Texto © Dr. en Ciencias Giuliano Russini – Biólogo Zoólogo

 

SILVIA.gif
Traducción en español de Silvia Navarro

 

Evolutivamente hablando, el guepardo es una forma intermedia entre felinos y caninos © Giuseppe Mazza

Evolutivamente hablando, el guepardo es una forma intermedia entre felinos y caninos © Giuseppe Mazza

Dentro de la familia de los Félidos (Felidae), el Guepardo (Acinonyx jubatus Schreber, 1775, por algunos autores indicado como Acynonyx jubatus), ocupa un lugar especial, debido a sus muchas peculiaridades que lo hacen, por así decirlo, una forma intermedia entre esta familia y la de los Cánidos (Canidae).

No por casualidad, ademàs, los taxónomos zoólogos colocan el género Acinonyx, al final de los Felidae, en la clasificación sistemática, tratando sucesivamente los Canidae, por las numerosas semejanzas entre el guepardo y este grupo.

Desde el punto de vista etnozoológico, el Acynonyx jubatus tiene una antigua relación con los seres humanos.

Al ser un animal de naturaleza bastante mansa (nada que ver con el salvajismo y la agresividad que caracterizan a la Panthera leo, Panthera tigris, Panthera pardus, Panthera onca e il Puma concolor) resulta el único gran felino susceptible a la domesticación, en el verdadero sentido de la palabra, es decir que acepta colaborar con el hombre. En estado doméstico, de hecho, se revela cariñoso y obediente, acudiendo a la llamada del dueño y protegiéndolo de cualquier posible agresor.

Aunque sea mucho más pequeño que el puma o el leopardo, es en efecto muy fuerte y ágil, y podría devorar tranquilamente al más agresivo de los mastines o de los dobermann. Soporta incluso la imposición de la correa, cosa abso- lutamente impensable en un león o en un tigre.

La banda negra que va desde el ojo hasta el labio lo hace inconfundible © G. Mazza

La banda negra que va desde el ojo hasta el labio lo hace inconfundible © G. Mazza

Por otra parte, en muchos pueblos de la antiguedad, como los egipcios, persas, indios y árabes, el guepardo fue entrenado para la caza de grandes animales, que, después de haberlos derribado, hacía guardia sin tocarlos hasta la llegada del dueño.

Sin embargo, no encaja muy bien en cautiverio, donde el espacio es limitado, como en un zoológico, mientras que en un Parque Safari con espacios más amplios, necesarios a su naturaleza, se acostumbra bien y logra hasta reproducirse.

Zoogeografia

El Guepardo es una especie autóctona del África subsahariana, donde se encuentra en muchas regiones (Kenia, Tanzanía, Zimbabwe, etcétera,) sur del Sáhara, aunque en origen su área de distribución se extendiera de África a la India.

Morfofisiologia

El manto es precisamente justo aquel de los Félidos tal como la larga cola y la forma del cuerpo.

El pelaje es corto, liso, hirsuto sólo en correspondencia del cuello, donde forma una especie de melena corta apenas esbozada, y tiene una coloración fundamental amarillo-ocre, a veces tan clara que parece casi blanquecina.

Sobre todo el cuerpo destacan pequeñas manchas negras redondeadas, casi iguales, a excepción del «cuarto apical» de la cola, que es ensortijado de negro.

Desde el ángulo interno del ojo hasta el labio, recorre a los dos lados de la nariz, una línea oscura:característica esta, que sola, bastaría para reconocerlo a simple vista. La cabeza es pequeña, así como las orejas redondas; los ojos además, son grandes y mansos, no brillan de aquella luz fría que se observa en cambio en los leones, en los tigres o en los leopardos.

Buena vista, paciencia y agudo sentido del olfato, son sus cartas de triunfo © G. Mazza

Buena vista, paciencia y agudo sentido del olfato, son sus cartas de triunfo © G. Mazza

La forma del tronco, esbelto, y del vientre entrante, como de la línea ágil y rápida de las piernas, son decididamente características propias de los Canidae.

Aunque existan, por fin, músculos responsables de la retracción de las garras, su funcionamiento es tan mediocre que las uñas del guepardo están sujetas a desgaste, al igual que las de los otros cánidos, resultando por lo tanto inadecuadas para retener una presa y destrozarla.

De vez en cuando, se pueden observar ejemplares con una coloración particular del manto, formada por estrías longitudinales y máculas irregulares, (llamadas nebulas) en lugar de máculas uniformes.

Estos ejemplares se denominan guepardos reales o de Rhodesia (ahora Zimbabwe), un tiempo considerada una especie separada; también se observaron formas melánicas, y además de «eritrismo» (con una capa totalmente rojiza).

En general, los machos son algo más grandes que las hembras. Pesan alrededor de 70 kg contra 60 kg de estas últimas.
A la cruz llegan a 70 cm, con 120-130 cm de largo, mientras los machos llegan a 90 cm, con un tamaño de 140-160 cm, incluido, en ambos casos, una cola de tamaño respetable de 75-80 cm.

Hay diferentes subespecies de guepardos. Entre éstas recordamos :

– Acinonyx jubatus ngorongororensis, en el cráter del Ngorongoro (parque natural de Kenia).

– Acinonyx jubatus raineyii, tanto en el Cuerno de Africa que en Kenia.

Relativamente manso y domesticable, no tiene la mirada fría de los grandes felinos © G. Mazza

Relativamente manso y domesticable, no tiene la mirada fría de los grandes felinos © G. Mazza

– Acinonyx jubatus jubatus, que es la subespecie nominal del grupo (la que lo identifica), que se encuentra en todo el sur de Africa.

– Acinonyx jubatus raddei, muy extendida en Asia Central, donde ya ha desaparecido. Fue denominado guepardo del Turkestan y raramente aparece en algunos zoológicos o Safari Park.

– Acinonyx jubatus soemmeringii, presente hoy en Etiopia y Camerun, como centros de origen.

Otros autores consideran también otras tres o cuatro subespecies adicionales, pero la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica (ICZN), no los considera atendibles.

La presencia de una subespecie en un área de distribución, en realidad, es un concepto relativo, ya que estos animales tienden a moverse mucho, porque sufren de la competencia alimenticia debido a la presencia de otros felinos o caninos.

Etología-Biología Reproductiva

Hoy en día este hermoso felino vive en áreas protegidas, poco pobladas, supervisado por la IUCN, por el bajo potencial reproductivo que lo caracteriza, debido a la baja variabilidad genética, y a la baja motilidad espermática de los machos. Muchos ejemplares, por desgracia, a menudo producen esperma no funcional (poco móvil o deformado «azoospermia»).

El celo en las hembras sigue ciclos de 12 días. Cuando él llega, la hembra se pasea nerviosamente en el áera de residencia, orinando cada 15 minutos, dejando rastros de feromonas para atraer a los machos.

Se acerca con astucia, contra el viento, y luego se dispara, más rápido que un bólido, a 110 km/h © Giuseppe Mazza

Se acerca con astucia, contra el viento, y luego se dispara, más rápido que un bólido, a 110 km/h © Giuseppe Mazza

Al mismo tiempo huele todas las relativas señales dejada por los machos, percibiendo de ellas también el estado de salud.

Tanto los machos como las hem- bras son polígamos, por lo que la selección de embriones está sujeta a la competencia espermática.

En general, las temporadas de reproducción están marcadas por temporada de lluvias, aunque tanto machos como hembras son sexual- mente receptivos durante todo el año.

Cuando un macho huele rastros de una hembra en celo, se mueve en su búsqueda. Pero esto puede atraer más machos, que entonces pelean en manera muy agresiva para conquistarla.

Una vez localizada la hembra en celo tras el rastro de olor, por lo general el macho se acerca con cautela, emitiendo gemidos, que serán correspondidas, si fuera aceptado, con análogas señales de respuesta de la futura pareja.

Los guepardos son polígamos y la vida de pareja tiene una duración de 2-3 días como máximo © Giuseppe Mazza

Los guepardos son polígamos y la vida de pareja tiene una duración de 2-3 días como máximo © Giuseppe Mazza

Es el principio del cortejo y del acoplamiento. En los dos días en que ocurren las cópulas, un macho puede también secuestrar la hembra en el verdadero sentido de la palabra y luego abandonarla, y buscar otras con las que emparejarse, como ocurre además para las hembras.

El embarazo dura aproximadamente 3 meses. Los partos son múltiples, con un mínimo de 3 cachorros y un máximo de 9.

Cuando el tiempo de dar a luz se acerca, la hembra busca un lugar protegido, generalmente en el monte, lejana de los predadores y al amparo de la lluvia, dónde dará a luz y amamantará a sus crías. Los cachorros nacen ciegos y pesan un promedio de 200 a 300 g.

Abren los ojos alrededor de dos semanas de vida postnatal, y en un principio, cuando aún no son capaces de caminar, la madre los deja solos en la madriguera cuando se aleja para alimentarse.

Luego, para evitar que la larga permanencia en el mismo lugar facilite la infestación de parásitos, se los trae con si.

Y esto es extremadamente útil para empezar, al menos visualmente, el intenso período de adiestramiento sobre las técnicas de caza, que los cachorros deberán usar en el futuro, y que son la base de su supervivencia.

Los cachorros aprenden las técnicas de caza de su madre © Giuseppe Mazza

Los cachorros aprenden las técnicas de caza de su madre © Giuseppe Mazza

Hacia el tercer mes, coincidiendo con el destete, ocurre también una muda del pelo maculado llamada «gualdrapa gris».

Empieza a formarse el manto final, que alcanza su máximo esplendor con la madurez sexual, que ocurre cerca de un año del nacimiento por los machos y dos por las hembras.

Aunque, como es el caso de muchas otras especies de felinos, la madre ofrece, desde el sexto mes de vida, algunas presas todavía no muertas a los cachorros, para enseñarles a matar, un guepardo (sea macho sea hembra) es capaz de cazar autónomamente una Gacela de Thomson (Eudorcas thomsonii) sólo alrededor de un año y medio de vida.

El guepardo, como es bien sabido, es el mamífero más rápido que existe.

Puede de hecho alcanzar, sea incluso por breves distancias (aproximada- mente 600 m), la velocidad de 110 km/h, y es por esto que su hábitat por excelencia son las sabanas abiertas y las grandes praderas africanas.

A un año y medio los jóvenes pueden matar ellos mismo una gacela de Thomson ©Mazza

A un año y medio los jóvenes pueden matar ellos mismo una gacela de Thomson ©Mazza

El gran biólogo francés Bourlière calculó que un guepardo era capaz de cubrir más de 600 m en sólo 20 segundos, con la increíble velocidad de 113 km/h.

El poder de aceleración de este felino es tal que desde una velocidad inicial nada llega a 70 km horarios en 2 segundos, cosa que tampoco un cohete es capaz de lograr.

Tales prestaciones son posibles gracias a un cuerpo ahusado, una poderosa musculatura, una columna vertebral elástica hasta valores extremos, piernas ágiles y también órganos como las glándulas suprarrenales y el hígado, muy desarrollados, por una respuesta fisiológica a la carrera muy rápida.

Por ejemplo, en el momento del ataque, las glándulas suprarrenales (o adrenal) bien desarrolladas, liberan grandes cantidades de adrenalina, mientras que el hígado moviliza grandes cantidades de glucógeno para proporcionar la energía necesaria a los músculos.

Todo coadyuvado por una circulación sanguínea y un corazón muy eficiente. Y teniendo en cuenta que la mayoría de las gacelas, antílopes, búfalos, ñues y jabalíes no alcanza los 100 km/h, son todas posibles presas.

Los guepardos de Sudáfrica cazan también impalas y chacales. Otras posibles presas son avutardas, pequeños avestruces, gallinas de Guinea y liebres.

Por lo general, en vez de apostarse al acecho como hacen los otros carnívoros, el felino se acerca con astucia a estos animales, percibiendo de ellos la presencia gracias a su buena vista y a un agudo olfato.

Una vez localizada a la víctima, se acerca con el viento en contra, inmovilizándose de vez en cuando para no hacerse descubrir, hasta que llegado a un distancia juzgada suficiente, se dispare como un rayo y la alcanza en pocos rebotes, atacandole a la garganta con un mordisco y matándola por asfixia.

 

→ Para informaciones generales sobre Felidae ver aquí